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El año último, dos inspectores de la agencia de residuos peligrosos de California visitaban a una empresa de reciclaje de artefactos electrónicos cerca de Fresno para llevar a cabo una revisión rutinaria de documentos cuando se encontraron con un almacén, del tamaño de una cancha de fútbol, repleto de decenas de miles de viejos monitores de computadora y televisores.
Las cajas de cartón que se desmoronaban, apiladas en filas tambaleantes de casi tres metros de altura y cuatro metros de profundidad, ocupaban tanto espacio que los inspectores necesitaron teléfonos celulares para comunicarse entre ellos. La capa de cristales rotos en el suelo y el polvo cargado de plomo en el aire eran tan densos que los inspectores pronto abandonaron el sitio debido a preocupaciones de seguridad. Semanas más tarde, el dueño de la empresa de reciclaje desapareció, abandonando los residuos, y dejando atrás un riesgo de toxicidad y un costoso trabajo de limpieza para el Estado y el propietario del almacén.
Hasta hace pocos años, los monitores y los televisores rotos, como aquellos apilados en el almacén, se reciclaban de manera rentable. Los embudos grandes y vidriosos dentro de estas máquinas, conocidos como tubos de rayos catódicos (CRT, por su sigla en idioma inglés) eran fundidos y usados para hacer nuevos tubos.
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Pero la tecnología de pantalla plana ha tornado obsoletos estos monitores y televisores, diezmando así la demanda del tubo de vidrio reciclado que se utilizaba en ellos y creando lo que los expertos de la industria llaman un "tsunami de cristal", mientras las reservas de este material inútil se acumulan en todo el país.
La situación ha puesto de manifiesto cómo los pequeños cambios en el mercado de repente pueden transformar un producto en una desventaja, y demuestra las dificultades que los reguladores ambientales federales y estatales enfrentan para mantenerse al día con estos cambios rápidos.
"Muchos de los pequeños recicladores están endeudados, y el riesgo de que abandonen sus almacenes es muy real", expresó Jason Linnell, del Electronics Recycling Coordination Clearinghouse , que es una organización que representa a los reguladores estatales del medio ambiente, a los fabricantes de electrónica y a los recicladores. En febrero, el grupo envió una carta a la Agencia de Protección Ambiental (Environmental Protection Agency o EPA, por su acrónimo en idioma inglés) con el propósito de solicitar ayuda inmediata frente a las crecientes pilas de vidrio acumulado, gran parte del cual contiene plomo.
Con tan pocos compradores del vidrio con plomo de los monitores y televisores viejos, los recicladores han recibido pagos de los Estados y de las empresas de electrónica para deshacerse de las viejas máquinas. Una pequeña cantidad de recicladores ha desarrollado una nueva tecnología destinada a limpiar el plomo del tubo de vidrio, pero la mayor parte de estos residuos se almacena, y luego se la envía a los rellenos sanitarios o a las fundiciones, o es eliminada por otros medios que, de acuerdo con la opinión de los expertos, resultan destructivos para el medio ambiente.
En el año 2004, a los recicladores se les pagaba más de 200 dólares por tonelada de vidrio de viejos monitores. Dicho vidrio era luego utilizado en nuevos tubos de rayos catódicos. Las mismas compañías ahora tienen que pagar más de 200 dólares la tonelada para conseguir que alguien se los saque de encima. | | |
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